El presente artículo es una respuesta al apologista anticatólico Daniel Sapia. Su artículo se titula: «Clemente romano y el Sola Fide». En él, Sapia, intenta encontrar un fundamento primitivo, basada en la carta a los Corintios de Clemente, para esta doctrina . Sin embargo, esta exposición no es una «refutación» a la Sola Fide, sino una aclaración de la misma y su compatibilidad con el pensamiento católico de la justificación. Así, se demostrará que Clemente no estaba en oposición al marco teológico de la Iglesia Católica sobre cómo el hombre es justificado.
Daniel Sapia escribe: «Esta doctrina [la sola fide] enseña que no existe mérito alguno que haga al hombre pecador «merecedor» de la salvación de su alma, sino que la misma es consecuencia de la infinita misericordia de Dios, recibida por Gracia (regalo) por medio de la Fe en el sacrificio vicario y expiatorio de Jesucristo en la cruz del Calvario. Ya el apóstol San Pablo declara que somos salvos por Gracia por medio de la Fe… «no por obras para que nadie se gloríe» (para que nadie diga que se lo ha merecido), enseñando en consecuencia que la Justificación ante Dios Padre del hombre pecador se realiza SOLO POR LA FE («Sola Fide»)» [énfasis agregado]
Este pensamiento no es contrario a la teología católica. Los católicos entendemos que la salvación es un don gratuito de Dios; que no somos merecedores de la vida eterna, pero Dios, en su infinita misericordia, se ha dignado en dárnosla sin ningún mérito nuestro. Ahora bien, esto no implica que la fe que nos hizo partícipes de la salvación sea un mero asentimiento intelectual. Santiago 2:19 dice: «¿Tú crees que hay un solo Dios? Bien haces; los demonios también lo creen, y tiemblan». Esta fe mencionada en Santiago es la que llamamos fe informis (fe no formada por la caridad) en contraposición de la fe (Gr. Pistis) mencionada en Gálatas 5:6 a la que llamamos fe formata, es decir, fe formada por la caridad. La palabra griega pistis (πίστις), para fe, tenía diversos sentidos. Ya mencionamos que en Santiago 2:19 se usa para denotar un asentimiento intelectual —una fe no formada— mientras que en Gálatas 5:6, explícitamente, se utiliza para hablar de la fe formada por la caridad. En otros textos, como Judas 3, se usa para hablar del conjunto de doctrinas teológicas que deben ser sostenidas por la Iglesia; y en otros lugares (p. Ej. Rom. 3:3) se usa para hablar de la confianza puesta en Dios.
Si en la máxima de la reforma —de Sola Fide— se utiliza «fide» en el sentido de Gálatas 5:6, un católico puede sostener esta doctrina sin ningún problema, y entonces la objeción de que las declaraciones de Clemente son una espada contra el catolicismo sería simplemente falso, dado que Clemente no sostiene una «sola fide» en el sentido de Stg 2:19 sino en el sentido de Gálatas 5:6, como veremos adelante.
Sapia escribe: «Porque si la Salvación fuera realmente «Sólo por Fe», su jerarquía se queda sin argumentos para pregonar la necesidad de subordinarse a ella. Es por ello que la Iglesia Católica rechaza de plano esta doctrina, al punto de declarar anatema (maldito – excomulgado) a quien ose profesarla».
Como vimos, la Sola Fide, correctamente entendida, no es contraria a la fe católica. Entonces, al aceptarla, ¿el Magisterio estaría comprometiendo su autoridad sobre los laicos? Simplemente no. Porque si la fe genuina es la que obra por caridad, parte de la caridad sería el someterse a las respectivas autoridades instituidas por Dios. Así como un protestante que sostiene la Sola Fide se somete a su pastor, un católico que sostiene la fe formata se somete a sus autoridades. El argumento de Sapia sería contraproducente pues incluso él, supongo, se somete a una autoridad o líder de su iglesia, siguiendo lo que dice Hebreos 13:17.
Sapia continúa: «Lo que hace particular al tema es que alguien considerado Padre de la Iglesia y ADEMÁS Sumo Pontífice o Papa, predicara una doctrina anatematizada en el concilio de Trento» Luego cita a Clemente donde dice: «Y así nosotros, habiendo sido llamados por su voluntad en Cristo Jesús, no nos justificamos a nosotros mismos, o por medio de nuestra propia sabiduría o entendimiento o piedad u obras que hayamos hecho en santidad de corazón, sino por medio de la fe, por la cual el Dios Todopoderoso justifica a todos los hombres que han sido desde el principio; al cual sea la gloria para siempre jamás. Amén. (Carta a los Corintios XXXII)».
La cita del concilio de Trento la cual menciona Sapia es la siguiente: «Si alguno dijere, que el pecador se justifica con sola la fe, entendiendo que no se requiere otra cosa alguna que coopere a conseguir la gracia de la justificación; y que de ningún modo es necesario que se prepare y disponga con el movimiento de su voluntad; sea excomulgado».1
Sin embargo, Sapia no está enterado de que algunos canones y condenas del Concilio de Trento no siguen vigentes contra los protestantes modernos. La Conferencia de Obispos Alemanes católicos y los Obispos de la Iglesia Luterana en Alemania escribieron un documento, aprobado, llamado The Condemnations of the Reformation Era: Do They Still Divide? En este comité se evaluaron algunos anatemas lanzados unos a otros durante la controversia del siglo XVI. Por parte de los católicos, se hablaron de las condenas del Concilio de Trento, y por parte de los luteranos se habló de las condenas lanzados en la Confesión de Augsburgo.
Sobre las condenas a la Sola Fide se dijo: «Hoy, la diferencia sobre nuestra interpretación de la fe ya no es motivo de condenación mutua. Aunque en el período de la Reforma fue visto como una profunda antítesis de la fuerza última y decisiva. Con esto nos referimos a la confrontación entre las fórmulas “solo por la fe”, por un lado, y “fe, esperanza y amor”, por el otro».2
Sobre el canon IX se dijo: «Además de concluir que los cánones 9 y 12 del Decreto sobre la Justificación no se aplicaban a los protestantes modernos, el documento también concluyó que los cánones 1-13, 16, 24 y 32 no se aplican a los protestantes modernos (o al menos a los luteranos modernos)». [Parentesis agregados]
Si Daniel Sapia quiere continuar en las divisiones que teníamos anteriormente, está en su derecho, pero que no siga promoviendo la desinformación y la división con aquellos protestantes históricos (o Evangélicos históricos, como le gusta a los luteranos ser llamados).
Una vez aclarado esto, ¿contradicen la fe católica las palabras de Clemente? Por supuesto que no. Primero porque Clemente nunca dice que somos justificados por una fe muerta; es decir, por una fe que no obra por caridad. Más bien en su carta dice: «Unámonos, pues, a aquellos a quienes Dios ha dado gracia. Vamos a nosotros mismos con concordia y humildad, siempre ejerciendo el autocontrol lejos de todo susurro y malhablar, somos justificados por nuestras obras y no por nuestras palabras».3
En segundo lugar, lo que Clemente dice en el capítulo 32 lo dice dentro de un contexto donde se está rechazando el obrar propio del hombre en contraposición al obrar dentro de la gracia salvífica de Dios. Por ello dice Clemente que éstos —los profetas— obraron «no por su propio bien, ni por sus propias obras, ni por la justicia que obraron, sino por la operación de Su voluntad».4 Por lo tanto, no son nuestros méritos los que justifican, sino una fe genuina, una fe que obra por la caridad que, implícitamente, San Clemente menciona al final de este capítulo.
Por si esto no estuviera totalmente claro, San Clemente dijo: «¿Qué hemos de hacer, pues, hermanos? ¿Hemos de abstenernos ociosamente de hacer el bien, hemos de abandonar el amor? Que el Señor no permita que suceda tal cosa; sino apresurémonos con celo y tensión a cumplir toda buena obra. […] Hemos visto que todos los justos estaban adornados de buenas obras […] hagamos obras de justicia con todas nuestras fuerzas».5
Esto ratifica nuestra premisa de que Clemente no habla de una fe de obras muertas, sino una fe que está adornada de buenas obras.
En conclusión, Clemente de Roma no le da la espalda a la concepción católica de justificación y tampoco se la da a la concepción de Sola Fide que sostienen actualmente los luteranos. Por ello creo que no debemos entrar en ninguna disputa innecesaria sobre este punto teológico del que habla Clemente. Al contrario, debería ser algo que acreciente nuestra unión doctrinal.
Referencias
[1] Concilio de Trento, canon IX.[Volver]
[2] Citado del blog de Jimmy Akin: justificación solo por la fe.[Volver]
[3] Clemente de Roma, Carta a los Corintios, cap. XXX.[Volver]
[4] Ibíd. cap. XXXII.[Volver]
[5] Ibíd. cap. XXXIII.[Volver]