Cuando se piensa en el debate sobre el aborto, se suele imaginar a los cristianos pro-vida debatiendo con los seculares pro-abortistas, y eso es a menudo cierto, pero hay excepciones. Hay antiabortistas laicos1 que no tienen ningún credo religioso pero están a favor de la vida porque creen que nuestra vida terrenal es la única que tenemos y que está mal privar a alguien de la suya, y hay cristianos que creen que Dios no tiene ningún problema con el aborto.
Cuando se le preguntó sobre el aborto en una reciente entrevista2, el candidato a la presidencia Pete Buttigieg defendió su posición a favor del aborto: «hay muchas partes de la Biblia que hablan de que la vida comienza con el aliento», dando a entender que la vida comienza después de que un bebé respire por primera vez fuera del vientre materno. Incluso se pueden encontrar autodenominados católicos3 y otros cristianos4 que defienden la «justicia reproductiva» a partir de principios religiosos, pero he aquí por qué sus argumentos no nos valen.
Hay tres pasajes bíblicos que los defensores cristianos del aborto suelen utilizar para defender el aborto legal. El primero es el de Génesis 2:7, que dice: «Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente». Para los que quieren que el aborto sea legal, esto significa que hasta que un bebé no respira fuera del útero, no es una persona y puede ser abortado.
En primer lugar, demuestra demasiado, porque muchos bebés no respiran inmediatamente después de nacer y algunos pueden tardar hasta un minuto en respirar por sí mismos fuera del útero. Este argumento justificaría tanto el infanticidio como el aborto. En segundo lugar, los no nacidos sí respiran antes de nacer, pero a través del cordón umbilical y no de la boca. Antes de desarrollar el cordón umbilical, absorben oxígeno a través del revestimiento de sus células en un proceso llamado «respiración». No sólo eso, algunos humanos nacidos con lesiones deben respirar a través de un tubo en la garganta. ¿Podemos matar a estos humanos porque no respiran el «aliento de vida» a través de sus fosas nasales como lo hizo Adán?
Finalmente, Dios tuvo que infundir un alma humana directamente en Adán (o respirar el «aliento de vida» en él) porque Adán fue el primer ser humano. Dado que todos los demás seres humanos vienen a la existencia a partir de otros seres humanos, el requisito de que Dios debe «insuflar» vida en ellos de la forma en que lo hizo con Adán no se sostiene.
Otro pasaje utilizado para apoyar el aborto es Números 5:11-31, en el que la ley mosaica exige que una esposa sospechosa de adulterio por parte de su marido beba agua mezclada con polvo del suelo del tabernáculo, lo que supuestamente provocará un aborto si ha sido infiel. Un autor pro-abortista dice que esto prueba que «un aborto planeado es parte de la ley de Dios dada a Moisés.»
Pero incluso en una lectura tan superficial, estos versículos sólo probarían que depende de Dios si un niño concebido en adulterio debe vivir o morir. No se acerca a justificar el aborto legal por cualquier razón en cualquier etapa del embarazo. Además, el hecho de que Dios mate a un niño concebido en adulterio no refutaría más la humanidad de ese niño que el hecho de que Dios matara a los hijos primogénitos de David o del Faraón refutaría la humanidad de esos niños. A Dios se le permite acabar con la vida humana; a nosotros no. Por último, como señala Francis Beckwith5, el pasaje no parece referirse a que el agua provoque un aborto, sino a que la mujer deje de ser fértil como castigo por su adulterio.
Quizá el pasaje más citado por los defensores religiosos del aborto sea Éxodo 21:22-23, que describe cuál debe ser el castigo por dañar accidentalmente a un niño no nacido:
Cuando los hombres se peleen entre sí y hieran a una mujer embarazada, de modo que se produzca un aborto, pero no se produzca ningún daño, el que la hirió será multado, según lo que el marido de la mujer le imponga; y pagará lo que los jueces determinen. Si se produce algún daño, entonces darás vida por vida.
Los críticos utilizan este pasaje para argumentar que si el no nacido fuera una persona de pleno derecho, el castigo no sería una multa sino la pena de muerte. Un rabino dice:
Desde nuestro primer comentario de las escrituras hebreas, se interpreta que si una mujer que está embarazada es golpeada, lo que se valora es su vida, y el feto tiene un valor menor. Tratamos a ese feto con mucho respeto, pero hasta que no sale fuera de su madre o de la persona que lo lleva, no es una vida.6
¿Cómo se deduce que porque alguien sea multado por matar a un niño no nacido Dios aprobaría el asesinato intencional de un niño no nacido a través del aborto? Después de todo, hay un castigo, por lo que el niño tiene algún valor y no es equivalente a un residuo médico desechable como lo es en nuestro sistema legal. En los versículos anteriores, un hombre que mata accidentalmente a su esclavo no es castigado, pero en el siguiente versículo el asesinato intencionado de un esclavo es tratado como motivo de un castigo grave, posiblemente incluso la pena de muerte (c.f. Éxodo 21:20-21).
Sencillamente, no hay ninguna directiva bíblica sobre cómo castigar a alguien si mata intencionadamente a un niño no nacido, que es lo que ocurre en los abortos modernos. Por lo tanto, es inexacto decir que la Biblia permite el aborto intencional debido al castigo prescrito para el aborto accidental en estos versículos.
Tampoco está claro qué significa exactamente la palabra «lesión» en estos versículos. Podría significar una lesión que ocurre a la mujer embarazada, al niño no nacido, o a ambos. Una forma de interpretar el pasaje es que si se provoca que la mujer tenga un parto prematuro, entonces la pena es una multa, pero cualquier otra lesión al niño está cubierta por la ley lex talionis de «ojo por ojo». De hecho, el texto se refiere a un «niño» que viene, y este es un hecho difícil de evadir para los comentaristas pro-abortistas.
Un ministro defiende el aborto apelando a nuestro libre albedrío: «no somos marionetas controladas por Dios. Debido a la imagen de Dios en nosotros, tenemos libertad. Eso es lo que está realmente claro para mí, la libertad.7»
Pero el hecho de que Dios haya dado a los seres humanos el libre albedrío no significa que apruebe todo lo que elegimos hacer. ¿Está Dios a favor del aborto cuando se trata de seres humanos que eligen asesinar, violar, conducir borrachos, robar o cometer cualquier otro acto inmoral? Incluso los defensores del aborto creen que hay un límite a las acciones que podemos realizar con el libre albedrío que Dios nos ha dado.
Es cierto que Dios nos dio libre albedrío, y los defensores de la vida creen que las mujeres deben ejercer ese libre albedrío. Prohibir el aborto no inhibe el libre albedrío, porque la gente es libre de infringir la ley. Es simplemente lo correcto cuando los niños no nacidos son amenazados por el aborto.
Otros defensores del aborto afirman que si los embriones son seres humanos, el elevado número de abortos (algunos dicen que hasta el 50% de todos los embarazos) significa que Dios es el mayor abortista de la historia. Pero eso tiene tanto sentido como decir que el elevado número de personas nacidas que mueren por causas naturales o accidentales convierte a Dios en el mayor asesino en serie de todos los tiempos. Dios tiene derecho a quitar la vida humana, así como a juzgar a las personas en la otra vida. Estos son derechos que los seres humanos no poseen, por lo que los seres humanos no pueden quitar la vida humana inocente.
Algunos autores afirman que estos embriones no son seres humanos precisamente porque Dios nunca permitiría una tasa de mortalidad tan alta. Según los profesores Thomas Shannon y Allan Wolter8, decir que estos embriones son plenamente humanos es casi un «sacrilegio» por la «torpeza» que implica por parte de un Creador omnisciente. Pero, ¿negarán Shannon y Walter que los bebés son seres humanos aunque haya habido épocas en la historia en las que la tasa de mortalidad infantil llegaba al cincuenta por ciento?
Por último, si van a presentar un argumento provida a partir de las Escrituras, intenten utilizar uno sencillo que se base en una lógica férrea: Dios prohíbe matar a los seres humanos (Éxodo 20:13, Prov. 6:16-17), porque los seres humanos están hechos a su imagen y semejanza (Génesis 1:26-27). Como sabemos por la ciencia y la filosofía9 que los no nacidos son seres humanos, se deduce que el aborto es malo. No se necesita ningún argumento o apelación especial para demostrar que el aborto es malo, al igual que no se necesita ningún argumento o apelación a las Escrituras para demostrar que el infanticidio o la violación son malos. El Papa San Juan Pablo II escribió:
Los textos de la Sagrada Escritura nunca abordan la cuestión del aborto deliberado y, por tanto, no lo condenan directa y específicamente. Pero muestran un respeto tan grande por el ser humano en el seno materno que exigen como consecuencia lógica que el mandamiento de Dios «No matarás» se extienda también al niño no nacido.10
Artículo traducido de Refuting Religious Pro-Choice Arguments por Trent Horn.
REFERENCIAS.
[1] https://www.secularprolife.org/
[2] https://www.nationalreview.com/corner/pete-buttigieg-defends-abortion-suggests-bible-says-life-begins-with-breath/
[3] https://www.catholicsforchoice.org/
[4] https://rcrc.org/
[5] https://www.galaxie.com/article/bsac148-591-06
[6] https://www.self.com/story/we-talked-to-people-of-faith-about-being-both-religious-and-pro-choice
[7] https://www.theatlantic.com/politics/archive/2019/05/progressive-christians-abortion-jes-kast/590293/
[8] THOMAS A. SHANNON & ALLAN B. WOLTER, O.F.M, Reflections on the Moral Status of the Pre-Embryo.
[9] https://www.catholic.com/video/when-does-a-human-life-begin-short-version-0
[10] Evangellium Vitae, 61.