Parece que Banzoli piensa mucho en las noches, el problema es que los pensamientos nocturnos suelen estar cargados de ideas fantasiosas e inciertas, de ahí deduzco que es el origen de este artículo.
El título sorprendente y sensacionalista de Banzoli no es un «click bait», por si se pensaba, sino algo que él realmente cree sobre el catolicismo. Al parecer, Banzoli cree que los teólogos católicos son lo suficientemente estúpidos para no haberse percatado de algo tan evidente, como él lo hace ver, y continuaron con sus condenas constantes a la doctrina de sola scriptura, la cual dice Banzoli que nosotros profesamos, aunque solo con la mitad de la biblia.
Dejando de lado sus reclamos del supuesto antibiblicismo del catolicismo romano, pasemos directamente a sus planteamientos. Para empezar, Banzoli divide en tres los reclamos detrás de la máxima de la reforma (sola scriptura). Textualmente, Banzoli dice:
Ahora bien, uno de los métodos evangélicos más aplicados a favor de la sola Scriptura es que la tradición «apostólica» oral se ha corrompido y, por lo tanto, el único medio que tenemos para descubrir las enseñanzas apostólicas es a través de lo que se nos ha legado por escrito, conservado para nosotros en la Sagrada Escritura. Así las cosas, podemos resumir este argumento en tres puntos principales:
1. Hay dos medios por los que podemos llegar a las enseñanzas apostólicas: uno es lo que se ha escrito, el otro es lo que se ha transmitido oralmente.
2. Lo que se transmitió oralmente se ha distorsionado con el tiempo y ha sido objeto de adiciones, añadidos, modificaciones y cambios a lo largo de los siglos, pero lo que se transmitió por escrito se conserva a través de las Sagradas Escrituras.
3. Por lo tanto, podemos recurrir a esta última -la Sagrada Escritura- por ser el único medio auténtico, conservado e inalterado que mantiene y custodia con seguridad la doctrina apostólica. Así tenemos el concepto de sola Scriptura – la sola Escritura como regla de fe y práctica.
No objetaré que Banzoli no ofrece ningún respaldo para sus premisas porque no es el propósito de su artículo hacerlo. Sin embargo, tengo breves comentarios al respecto.
En primera instancia, cuestionaría la noción que tiene Banzoli de «tradición» y hasta qué punto la limita. Es importante saber esto, ya que lo que para Banzoli signifique «tradición» —o más bien, lo que ésta implique— no va a ser lo mismo para un católico romano o para un ortodoxo oriental. Así que yo comenzaría por ese lado.
En segundo lugar, pienso que Banzoli se funda en una falsa y arbitraria seguridad respecto a la ortodoxia. Él dice que la tradición apostólica sufrió una especie de «distorsión doctrinal» del cual solo la Escritura fue salvada. Sin embargo, ¿qué le hace pensar que él no es parte de esa corrupción doctrinal?, y también, ¿en qué punto específico de la historia la Tradición apostólica comenzó a sufrir estas distorsiones doctrinales, y en qué momento renació la ortodoxia? La seguridad de Banzoli está fundada, al parecer, en su comprensión de la letra de la Sagrada Escritura. Para él, toda la tradición cristiana que vaya en contraposición directa con su inventario de creencias está severamente equivocada, y solamente la Palabra de Dios, es decir, sus interpretaciones de las Escrituras, son correctas.
Entonces al final Banzoli solo está haciendo un «versus» de Tradiciones, de corrientes cristianas con doctrinas diferentes: la de los demás y la de él. En este caso, Banzoli pone cara a cara la Tradición interpretativa y/o dogmática del catolicismo romano frente a la del protestantismo (en todas sus vertientes). Banzoli concluye sin éxito aparente que es su tradición la que interpreta correctamente las Escrituras; esa es la proposición oculta detrás de lo siguiente:
Es decir, no rechazamos todas las tradiciones, sino aquellas que no tienen ningún fundamento histórico ni bíblico, sin rastro de haber sido siquiera predicadas por ningún apóstol, sino que se utilizan como mero pretexto para que los apologistas católicos fundamenten sus doctrinas no bíblicas sin ningún peso en conciencia por ello.
¿Pero hasta qué punto la historia es importante para Banzoli? Seguramente hasta el momento en que una doctrina que esté inclinada a favor del catolicismo no haya sido lo suficientemente evidente, o lo suficientemente dogmatizada entre los fieles. Pero para el católico la historia de la Iglesia que involucra la doctrina no se detiene arbitrariamente en un punto de la historia. Las palabras del reconocido patrólogo católico, Adrian Fortescue, son precisas acerca de esto:
No podemos admitir (…) que la gente tenga derecho a fijar fechas y desafiarnos a probar nuestro dogma solo entre esas fechas. Este sería el camino correcto si Cristo hubiera dicho: “Vayan y enseñen a todas las naciones, hasta que Focio se inmiscuya en Constantinopla; y estaré contigo todos los días, hasta el año 451.1
Otra cuestión importante sobre lo que dice Banzoli, es que las tradiciones que se rastrean a los apóstoles y que seguramente él acepta, no son más que sus interpretaciones de lo que dice la Escritura. Sin embargo, esto no es más importante que el rastreo bíblico e histórico que hace un católico romano, un protestante de cualquier confesión o incluso un Ortodoxo Oriental. Es, al final de cuentas, una guerra de intérpretes; pero, ¿quién es el intérprete confiable a quien Cristo encomendó tanto las Escrituras como la Tradición apostólica de la que habla Banzoli? Esa es la pieza fundamental en nuestro rompecabezas.
Por ahora brinquemos directamente a los ataques de Banzoli hacia los católicos «soloescrituristas». Él comenta:
Pero, ¿acaso los propios católicos no son complacientes con los tres puntos planteados anteriormente a favor de la sola Scriptura? Aunque por fuera dicen que no lo son, por dentro utilizan esta misma logística para ser Sola Scripturistas con respecto al Antiguo Testamento. Ahora bien, esto también había supuesto «tradiciones orales» que habrían sido conservadas por los maestros y doctores de la ley, pero Jesús repudió enérgicamente tal tradición, por estar corrompida con el tiempo (Mt.5:13; 15:6; Mc.7:3; 7:8; 7:9).
Demostraré que esto es una verdad a medias. Jesús no repudió las tradiciones orales conservadas por los maestros de la ley, sino solo aquellas que invalidaban la palabra de Dios (Mc. 7:13). De hecho, Jesús dijo que los escribas y fariseos tenían una autoridad legítima basada en la cátedra de Moisés (Mt. 23:2-3), pero no dijo que tal autoridad se remitía solo a interpretaciones de las Escrituras, pues el mismo Jesús secundó tradiciones orales que no estaban expresamente enseñadas en la biblia, pero que eran sustancialmente compatibles. Por ejemplo, lo relacionado a la pascua judía del Éxodo y la pascua que Cristo celebró de acuerdo a su contexto judío contemporáneo. Como señala el Dr. Brant Pitre en su excelente libro sobre los orígenes judíos de la eucaristía:
La primera Pascua no fue idéntica a la Pascua judía que se celebró en la época de Jesús. Además de la Escritura judía, también existe la tradición judía. Para el siglo I d.C., la fiesta judía de la Pascua había desarrollado similitudes y diferencias con la Pascua del éxodo.2
Estas son algunas de las diferencias entre la tradición pascual primaria y la de la época de Cristo (usted podrá observar los detalles en el libro de Pitre, esto solo es un brevario):
- Los sacrificios de la primera pascua eran en las casas de los israelitas; los sacrificios en la época de Cristo eran en el templo.
- Los corderos al principio solo eran sacrificados, en la época de Cristo sufrían una especie de crucifixión.
- La primera pascua era una especie de participación del éxodo de Egipto; la pascua en tiempos de Cristo tenía doble sentido: era un memorial del éxodo y al mismo tiempo una participación del mismo.
- Algunas tradiciones judías vincularon la pascua con la llegada del Mesías y no sólo como un memorial de la salida de Egipto.
Si usted revisa el libro de Pitre, se dará cuenta de que estos desarrollos no forman parte de la Escritura misma sino que se encuentran en escritos rabínicos de la época de Cristo (como la Mishnáh). Algo aún más sorprendente, es que Cristo siguió estas tradiciones judías aunque no eran acorde a las Escrituras mismas. Formaban parte de las tradiciones judías rabínicas y Cristo no tuvo reproches hacia ellas. Por poner un ejemplo, ¿recuerda que Cristo bebió vino en la celebración de la última cena? Estas, sin embargo, no formaban parte de los requisitos de la pascua original, sino que formaba parte de las tradiciones judías posteriores (ver Mishná, Pesahim 10:1).
Ahora bien, la Iglesia ha seguido la tradición cristológica de la Última Cena; tradición que a su vez toma sus raíces de las Escrituras y de algunas tradiciones judías rabínicas. Por lo tanto, no somos «soloescrituristas» en sentido estricto. Sólo podríamos admitir sola scriptura, siguiendo al teólogo de la tradición, Yves Congar, «en el sentido de una suficiencia material de la Escritura canónica»3. Esto no invalida el papel de la tradición. Obviamente, Banzoli dirá que las tradiciones que he mencionado son litúrgicas y no dogmáticas, pero recuerde que el ejemplo de Banzoli donde Cristo rechaza las tradiciones orales de los fariseos, son concernientes a cuestiones disciplinares (como lavar las manos hasta cierto punto antes de comer; la manutención dada a los padres una vez llegados a viejos, etc.). Por lo que siguiendo la línea de razonamiento de Banzoli, respondo desde un enfoque amplio de la tradición, lo que incluye no sólo cuestiones dogmáticas sino litúrgicas: ¡cuestiones no bíblicas que Cristo aceptó!
Lo que he dicho refuta completamente lo que dice Banzoli a continuación:
Del mismo modo, no hay absolutamente ningún pasaje en las Escrituras del Antiguo Testamento que diga explícitamente que «sólo la Escritura [o sólo el AT] es la única regla de fe», pero sin embargo, los católicos rechazan las tradiciones orales y las adiciones al Antiguo Testamento por parte de la tradición judía y aceptan sólo la Escritura (=Sola Scriptura) como regla de fe y práctica del Antiguo Testamento.
Esto quedó demostrado como falso. Así como Jesús, nosotros seguimos ciertas tradiciones no bíblicas que acompañan a las Escrituras mismas. También es falso lo que dice Banzoli de que nosotros responderíamos que solo usamos el A.T. como regla de fe porque Cristo dijo que la tradición rabínica estaba corrompida. Esto no es cierto porque Cristo no dijo que todas las tradiciones rabínicas eran corruptas; de otra forma, como lo ha demostrado el ya mencionado Dr. Pitre, él mismo no hubiera seguido lo estipulado por los judíos en relación a la Pascua. Banzoli no parece estar enterado de estas cuestiones, o se hace de la vista gorda.
Y, siendo así, el único «argumento» católico de que «la sola Scriptura es antibíblica porque no hay versículos que digan que sólo la Biblia es regla de fe» se cae por tierra, ya que ellos mismos aplican el principio protestante al Antiguo Testamento y le dan legitimidad; por lo tanto, nada impide que el mismo principio se aplique también al Nuevo Testamento, ¡más aún teniendo en cuenta que hay muchas más pruebas de que la «tradición» del NT fue corrompida que la propia tradición del AT!
Bueno, esa salida barata ha sido desmitificada por el mismo Cristo. Pero, ¿qué evidencia tiene Banzoli de que la tradición oral neotestamentaria fue corrompida? Seguramente, la única evidencia que tiene son sus interpretaciones sobre las Escrituras y cómo estas se desvían, por ejemplo, de las interpretaciones católicas de la misma. Al final, todo depende de qué tan valiosas y contundentes sean las interpretaciones de Banzoli, y entonces así podríamos hablar de «muchas pruebas».
Por último, Banzoli escribe:
Así, los católicos, sin ningún fundamento, adoptan la sola Scriptura al Antiguo Testamento y añaden la tradición oral al Nuevo, aunque esta supuesta tradición esté en conflicto con la tradición oral de los ortodoxos que debería ser la misma, y nunca ha resuelto ningún conflicto doctrinal entre los Padres de la Iglesia.
Aquí está el problema con Banzoli y su concepto de tradición impuesto al catolicismo. Como expliqué anteriormente, la tradición para el católico no se limita a los Padres de la Iglesia. Por supuesto, habrán divergencias con la Iglesia Ortodoxa porque los compromisos epistemológicos de ambas iglesias para conocer la tradición son diferentes. Un ortodoxo oriental no se comprometerá con definiciones dogmáticas de Roma posteriores al Gran Cisma porque hubo una ruptura también en el concepto de tradición y la conflictiva idea sobre el papado. Para un ortodoxo que cree que el consenso unánime de los Padres es una condición necesaria para establecer un dogma seguramente pensará que el catolicismo romano ha roto su compromiso con la Tradición. Sin embargo, para el católico eso ni siquiera presenta un problema porque tiene otros medios, además de los Padres de la Iglesia, para saber si una doctrina es o no es cierta. Entonces aquí está lo que digo: hay compromisos epistemológicos detrás del debate católico/ortodoxo más que una discusión de tradición patrística (que puede darse, pero no es lo que resolverá al final el gran cisma ocasionado).
Así que tenemos que Banzoli no tiene idea de lo que el católico comprende por Tradición y mucho menos lo que Cristo quiso decir al condenar ciertas tradiciones particulares del judaísmo antiguo. También vimos como el mismo Jesús fue un practicante de tradiciones rabínicas extrabíblicas, y que Banzoli pasó totalmente por alto.
Referencias.
- Fortescue, A. (2008). The Early Papacy: To The Synod of Chalcedon in 451. San Francisco: Ignatius Press. 19.
- Pitre, B. (2011). Jesus and the Jewish Roots of the Eucharist: Unlocking the Secrets of the Last Supper. USA: Doubleday Religion. ch. 3.
- Congar, Y. Citado de Material and Formal Sufficiency, por Jimmy Akin.