Un texto de «prueba» a favor de sola scriptura es 2 de Timoteo 3:16-17, el cual reza así:
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argumentar, para corregir y para educar en justicia, con el fin de que el hombre de Dios esté bien dispuesto, preparado para toda buena obra.
En su libro Scripture Alone, el famoso apologista católico estadounidense James White, ofrece un desarrollo a partir de este texto que, según él, demuestra que las Escrituras son formalmente suficientes, y consecuentemente eso probaría la doctrina de sola scriptura. Analizaremos los argumentos y análisis que hace White de este pasaje.
White resume su caso de esta manera, él escribe:
1) Lo que las Escrituras enseñan aquí sobre sí mismas, 2) el término que usa Pablo, 3) su coherencia con el resto de la revelación bíblica y 4) la comprensión de la explicación de Warfield bien puede ser el ejercicio más importante para desarrollar un base sólida en la suficiencia bíblica que da lugar a una teología y una apologética sólidas»1.[Los números fueron agregados por mí].
(1) es desarrollado por White a lo largo de su libro. Estoy parcialmente de acuerdo con muchas cosas que menciona ahí, pero sería demasiado extenso mostrar todos mis desacuerdos en este artículo dedicado a su exégesis de un texto bíblico.
Con (2) White se refiere a la palabra griega para «inspirada» que es theopneustos. En (4) White habla de la «explicación de Warfield» de quien se apoya para la comprensión de este término. Warfield dice que theopneustos «expresa principalmente el origen de la Escritura», es decir, que su origen primario no es ante todo humano, sino divino. Estoy de acuerdo con White y el erudito que cita hasta cierto punto. En efecto, las Escrituras son inspiradas por Dios; el origen de las mismas no es en primer lugar humano, sino que fueron dadas por Dios a través de sus siervos. A esto se le conoce como la ipsisima verba de Dios.
Creo que White no es honesto en este punto ya que no informa a sus lectores que el significado preciso de theopneustos es casi desconocido. Esta palabra griega es un legion hapax, porque se usa una sola vez en todas las Escrituras. Tampoco tenemos mucha información de su uso en otra literatura circundante. El hecho de que sea un legion hapax hace difícil, aunque no imposible, determinar su significado. White dice que este término es un punto demostrativo de la suficiencia de las Escrituras cuando escribe:
Por lo tanto, cuando Pablo dice: “Toda Escritura es theopneustos” y luego afirma la habilidad y la capacidad de las Escrituras para equipar al hombre de Dios para el servicio en la iglesia, de hecho está afirmando la suficiencia de las Escrituras para cumplir el propósito que Dios ha decretado para ellos.
El erudito protestante William Lee McDonald dice que «en la iglesia primitiva la palabra común para inspiración (theopneustos; ver 1 Timoteo 3:16) se usaba no sólo en referencia a las Escrituras, sino también de individuos que hablaron o escribieron la verdad de Dios»2. Esto sugiere que el término theopneustos por sí solo no implica ningún tipo de suficiencia formal de algo o alguien, ni siquiera de infalibilidad a priori. Pero White va más allá, él escribe que es el término theopneustos acompañado de una descripción de la habilidad y capacidad de las Escrituras para equipar al hombre de Dios para toda buena obra lo que hace que el punto de Pablo sea enmarcar la suficiencia formal de la biblia.
En primer lugar, aunque White se queja de que «el testimonio de este pasaje a veces se silencia porque la gente enfatiza que algo puede ser rentable sin ser suficiente para la tarea», la palabra griega del versículo 17 para «útil» (ophelimos) refuta cualquier exclusividad de suficiencia para este caso. Algo puede ser útil o rentable sin ser suficiente. White ataca esta objeción diciendo que…
Esta no es la intención del apóstol; Timoteo no necesitaba ayudas para la enseñanza, sino aliento acerca de lo que Dios le había provisto para cumplir el ministerio que se le dio a la luz de la pronta partida de Pablo.
Sin embargo, no hay realmente una disociación entre que Dios provea algo para cumplir con un ministerio y que el tal no sea suficiente (en un sentido formal, claro está). Como dice el teólogo Michael Bird:
Lo que debemos recordar acerca de 2 Timoteo 3:16-17 es que (1) el pasaje está más preocupado por la función de las Escrituras que por su origen; (2) el pasaje enfatiza la solidez de la vida y la doctrina que uno puede aprender a través de las Escrituras; y (3) debemos tener cuidado con los errores etimológicos que toman «inspirado por Dios» como una descripción mecánicamente literal de cómo se produjeron las Escrituras. Craig Allert sostiene que este texto indica principalmente que la autoridad de las Escrituras proviene de Dios y contribuye al plan de salvación; por tanto, el punto principal es la utilidad de las Escrituras en la comunidad de creyentes3.
Este parece ser el significado obvio del texto, sin embargo White va más allá de lo que dice y comenta que «la verdadera aplicación del texto no es abrir la puerta a otras cosas igualmente provechosas»; pero tampoco es la verdadera aplicación del mismo cerrarlas. El pasaje se limita a hablar de la utilidad, no de una suficiencia formal de las Escrituras para que el hombre de Dios, en este caso Timoteo, pueda ejercer la tarea cuádruple que el apóstol le encomienda.
Otro argumento de White es que el texto usa el griego artios (completo), exartismenos (equipado) y la construcción pan ergo agathon (para toda buena obra). White escribe: «Dios le ha encomendado la tarea de enseñar, corregir y capacitar, y si encuentra suficiencia en las Escrituras inspiradas por Dios, estará «plenamente calificado»», y continúa: «cuando aquellos a los que Dios llama para servir a su pueblo le obedecen y confían en lo que Él ha provisto, estarán plenamente capacitados y equipados para toda buena obra». Este argumento no persuade por la siguiente razón.
Las Escrituras hablan en otros lugares de forma similar donde aparentemente sugieren que no se necesita nada más para lograr algo. Por ejemplo, cuando el joven se acerca al Señor y le pregunta: «Maestro Bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?», a lo que Jesús le responde: «Ya conoces los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no dirás falso testimonio, no defraudarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre» (Marcos 10:17, 19). Por ninguna parte Cristo le menciona a este joven que necesita fe y la gracia de Dios para alcanzar la vida eterna; sin embargo, sabemos que estas cosas son necesarias para la salvación, y que las puras obras no son suficientes. White seguramente concederá esto, pero es contradictorio con su razonamiento aplicado a 2 Timoteo 3:16.
Otro ejemplo que refuta a White se encuentra en 2 Timoteo 2:21: «Pues bien, quien se purifique de los usos vulgares, será una vasija para uso noble, santificado y útil a su dueño, preparado para toda obra buena». La frase «toda obra buena» (pan ergon agathon) es la misma que aparece en el capítulo 3:17 de la misma carta. En el primer texto, Pablo habla de mantenernos alejados de las malas vasijas para ser vasijas de uso noble, santas y útiles para toda buena obra. El uso de pan ergon agathon no justifica, sin embargo, que sólo necesitemos esto para ser santos. Por el contrario, indica que el alejarse de las malas vasijas es parte integral de nuestra santificación; algo necesario mas no suficiente.
Por último, White apela a un argumento del silencio partiendo de un paralelismo entre Hechos 20:29-32 y 2 Timoteo 3:16. En ambos casos, San Pablo estaba a punto de partir (en uno de la ciudad y en el otro de este mundo). En el caso de los Hechos, Pablo se despide de los ancianos de Éfeso y les dice que «estén alerta, recordando que noche y día por un período no dejé de amonestar a cada uno con lágrimas. Y ahora te encomiendo a Dios y a la Palabra de su gracia». Por otro lado, San Pablo pensando que su muerte era inminente, le da a Timoteo, en palabras de White, «la fuente, el baluarte, que los protegería y les daría a estos líderes [incluyendo a los de Éfeso] lo que necesitaban para seguir adelante y seguir realizando la obra del ministerio». White continúa:
Si había alguna fuente externa de autoridad en la forma del papado, un grupo de profetas, nuevas escrituras, o cualquier otra organización extra-bíblica o fundación, aquí es donde el apóstol podría tener que hacer mención de ellas: «¡Sigue a los sucesores de Pedro en Roma!”, «¡Espere a que Dios dé más escrituras!», «¡Miren a una nueva generación de profetas que Dios enviará!». Pero Pablo no dice nada de eso. En ambas ocasiones, Pablo compromete a su audiencia con la Palabra de Dios.
Hay algunos supuestos aquí que no podemos pasar por alto. En primer lugar, White supone que la «palabra de su gracia» (logos ho járis) utilizada en Hechos 20:32 se refiere a las Escrituras (en este caso, las del Antiguo Testamento), pero no da razón para ello para que al final pueda establecer un paralelismo sensato con 2 Timoteo 3:16, donde cree que «toda la escritura»4 se refiere a la palabra de Dios escrita. Algunos teólogos, como Simon Kistemaker, creen que «la palabra de su gracia es un sinónimo de “evangelio”»5. Esto tiene sentido ya que en el contexto habla de cómo su ministerio consta de «testificar el evangelio de la gracia de Dios» (v. 24). Un diccionario internacional de teología explica que…
En los Hechos, la gracia es el poder que procede de Dios o de Cristo exaltado, y acompaña la actividad de los apóstoles dando éxito a su misión (Hch 6,8; 11,23; 14,26; 15,40; 18,27). Aparece en «la palabra de gracia» que es idéntica con el evangelio (13 :43; 20: 24)6.
El mismo contexto invita a interpretar «la palabra de gracia» como algo distinto a las Escrituras.
En segundo lugar, White compromete con esto otras enseñanzas de San Pablo igual de importantes para la edificación cristiana. Por ejemplo, en su primera carta a Timoteo, en 3:15 Pablo escribe: «pero si tardo, para que así sepas cómo hay que comportarse en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad». Si en 2 Timoteo 3:16-17 Pablo quiere decir que las Escrituras son suficientes para la formación cristiana, entonces las invitaciones a la comunión cristiana se vuelven inútiles. Note también cómo en este pasaje Pablo dice a Timoteo que la columna y fundamento de la verdad es la Iglesia, no las Escrituras. Con ello, Pablo parece sugerir a Timoteo que no son solo las Escrituras las que nos mantienen firmes, sino la Iglesia que porta la verdad divina. Siguiendo los argumentos desde el silencio que hace White, ¿por qué Pablo no le indica aquí a Timoteo que guarde las Sagradas Escrituras en lugar de guardar un comportamiento en la Iglesia portadora de la verdad? White dice que considerando «el gran peligro que enfrenta la Iglesia naciente, [uno esperaría que] Pablo haría referencia a la fuente, el baluarte, que la protegería y le daría a estos líderes lo que necesitaban para seguir adelante en la obra del ministerio».
Pero Pablo hace precisamente esto a lo largo de sus cartas y no sólo refiriéndose a las Escrituras. Por ejemplo, a la Iglesia de Tesalónica dice: «por eso, hermanos, manteneos firmes y observad las tradiciones que aprendisteis, tanto de palabra como por carta nuestra» (2 Tes. 2:15), ¿será que la iglesia de Tesalónica no estaba pasando por el mismo peligro que las demás iglesias? Consideremos también el ya citado 1 Timoteo 3:15. Pablo advierte a Timoteo que puede demorarse en estar con él; sin embargo, no le dice que durante la demora lea las Escrituras a diestra y siniestra y que con eso basta. Pablo insta en todo caso a que se mantenga dentro de la Iglesia del Dios vivo que es columna y fundamento de la verdad.
Claro que White no va a admitir que estas tradiciones pertenezcan a las doctrinas romanas, en otra parte de su libro lo dice; tampoco creerá que esta Iglesia del Dios vivo que menciona San Pablo está conformada por un cuerpo cardenal y un Papa, pero esto depende de sus presupuestos eclesiológicos que no se han demostrado aún.
Por último, así como Pablo pudo haberle dicho a Timoteo al final de su carta que siguiera al sucesor de Pedro en Roma; a unos nuevos profetas o que esperara nuevas escrituras, también le pudo advertir acerca de no interpretar esas mismas Escrituras fuera de un marco eclesial, como han creído las iglesias reformadas en su historia. En la tradición reformada, al menos, las Escrituras no deben interpretarse de forma aislada a la Iglesia porque ello llevaría a una comprensión deficiente de las mismas, ¿por qué Pablo no menciona esto a Timoteo? De no mencionarlo, ¿la doctrina reformada de que las Escrituras no deben interpretarse fuera de un marco eclesial es antibíblica y por tanto debería ser rechazada? Los razonamientos de White se vuelven en su contra cuando los vemos desde este punto.
Referencias.
- Cada una de las citas de White provienen del capítulo 3 de su libro.
- McDonald, M. (2007). The Biblical Canon: Its Origin, Transmission and Authority. Baker Academic. cap. 14.
- Bird, M. (2020). Evangelical Theology: A Biblical and Systematic Introduction. Zondervan Academic. p. 706.
- Esta frase también tiene sus complejidades para los que quieren ver una suficiencia formal de la biblia reflejada en estos pasajes. Como han señalado algunos eruditos, el texto griego carece del artículo definido, por lo que «todo» (gr. pás) pasa a ser un sustantivo singular, que puede ser entendido como «cada» en lugar de «todo». Las implicaciones aquí son desastrosas, ya que si inferimos que el texto se refiere a una indicación de suficiencia formal del texto bíblico, por la falta del artículo definido concluiríamos que no es la Escritura en su conjunto la que es suficiente, sino cada uno de sus componentes. Eso, a su vez, sugiere que cada libro de la biblia por sí mismo es suficiente para la operación ministerial del hombre de Dios, por lo que nadie tendría un compromiso real con la totalidad de las Escrituras, pues hasta la carta a Filemón se tomaría como suficiente para equiparse completamente, redargüir, instruir en justicia y estar preparado para hacer toda buena obra.
- Kistemaker, S. (2007). Comentario al Nuevo Testamento: Hechos. Michigan: Libros Desafío. p. 499
- Brown, C. (1976). The New International Dictionary of New Testament Theology, Vol. 2. Grand Rapids: Zondervan Publishing House. p. 119.